Se entiende por fertilidad la capacidad de reproducirse en el ámbito de la pareja. Los factores que influyen en ella son múltiples:
• Frecuencia coital: una frecuencia de al menos tres relaciones por semana da una mayor probabilidad de concepción;
• Edad de la mujer: a partir de los 35 años se produce una reducción de la eficacia de los procesos reproductivos;
• El tabaco: las mujeres fumadoras presentan una probabilidad 3-4 veces mayor de tener que esperar la concepción durante más de un año;
• Hábitos de vida: las variaciones de peso y la obesidad provocan alteraciones hormonales que pueden incidir negativamente en la función ovárica y, en consecuencia, en la fertilidad.
Cada vez más, las mujeres retrasan más el momento de tener hijos, prefiriendo programarla en un momento preciso de su vida, con la esperanza de alcanzar una mayor estabilidad afectiva, económica y laboral. Es un periodo que debe ser afrontado con serenidad y un poco de paciencia, dirigiéndose a la matrona o al ginecólogo de confianza para aclarar todas las posibles dudas.
1) Antes de quedarte embarazada, habla con tu médico sobre la atención médica antes del embarazo; y suspende los métodos anticonceptivos que estés utilizando;
2) Realiza, si fuese necesario, pruebas para identificar las posibles infecciones padecidas anteriormente o agudas, en concreto: VIH, hepatitis B y C, toxoplasmosis y rubéola;
3) La toma de suplementos de ácido fólico reduce sensiblemente el riesgo de que se presenten algunas malformaciones congénitas, como la espina bífida;
4) Revisa y corrige tus hábitos de vida si es necesario: evita el tabaco y las bebidas alcohólicas, sigue una dieta variada y equilibrada rica en fruta y verdura y realiza una actividad física moderada regularmente;
5) Determina tu estado vacunal y asegúrate de tener todas las vacunas al día.
• …no has pasado la rubéola o no estás vacunada: es oportuno vacunarse al menos tres meses antes de la concepción. La vacuna es la única arma eficaz para prevenir la rubéola congénita, responsable de graves daños para el feto y para la que no existe una terapia específica.
• …no has contraído la infección por toxoplasmosis: es oportuno respetar algunas medidas preventivas y alimentarias: evitar el contacto con los gatos, mantener una buena higiene de las manos, no consumir embutidos y carnes crudas o poco cocidas y lavar atentamente la verdura.
• …padeces una patología crónica como diabetes mellitus, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, enfermedades autoinmunes, epilepsia, enfermedades de la tiroides o neoplasias: comunícaselo a tu matrona y/o ginecólogo/a e informa de tu decisión al especialista de esta enfermedad a fin de definir un plan de monitorización clínico y terapéutico integrado si es necesario.
Se considera como infertilidad la incapacidad de llegar a la concepción después de mantener relaciones sexuales frecuentes y no protegidas. Puede deberse a problemas en el hombre, la mujer o en ambos. En este caso, es oportuno dirigirse al médico y empezar a realizar los primeros controles.
Entre las causas más comunes de la infertilidad femenina cabe mencionar:
• Patologías congénitas o adquiridas de las trompas. Las trompas son los canales que conectan los ovarios con el útero. Cada mes, durante un proceso llamado ovulación, uno de los ovarios libera un óvulo que se desplaza por una de las trompas, donde puede ser fertilizado por el esperma o no. Si estas trompas están dañadas, obstaculizan la fecundación o el descenso del óvulo fecundado en el útero.
• Patologías endocrinas
• La endometriosis
• Una reserva ovárica reducida, es decir, una baja cantidad de óvulos que puedan ser fecundados
• Algunas infecciones de transmisión sexual, como por ejemplo la infección causada por las clamidias, pueden dañar irreversiblemente la fertilidad.
Primero de todo, deberá asegurarse la presencia de ovulación en la mujer y la producción adecuada de espermatozoides en el hombre. Luego se realizarán pruebas más complejas y exhaustivas para estudiar las causas que impiden que las células sexuales femeninas y masculinas se encuentren. Obtener un diagnóstico inmediato y correcto es fundamental para considerar la posibilidad de tratar la causa de la infertilidad con una terapia farmacológica o quirúrgica o para identificar la técnica de reproducción médicamente asistida más apropiada para cada caso.
Entre las patologías ginecológicas que se presentan en la edad fértil, la endometriosis merece una atención especial. Se trata de una enfermedad crónica padecida por numerosas mujeres, entre un 10 y un 15% de la población femenina, y que, a pesar de que puede tener un impacto altamente invalidante, tiende a subestimarse y a ser poco diagnosticada.
La endometriosis consiste en la presencia de endometrio (la mucosa que recubre el interior del útero) fuera del útero mismo, casi siempre en la zona pélvico-abdominal. Fuera de su posición normal, este tejido responde a los estímulos hormonales que acompañan periódicamente a la ovulación durante la edad fértil del mismo modo que el endometrio normal: crece, se hace más espeso y se exfolia causando una inflamación crónica acompañada de dolor y provocando daños graves en los tejidos y afectando al funcionamiento de los órganos afectados.
El dolor es el síntoma principal, pero también pueden manifestarse otros trastornos en función de las zonas afectadas. Por lo general, el dolor se manifiesta inicialmente como un dolor menstrual intenso que a menudo interfiere con el desarrollo de las actividades cotidianas comunes y que con el tiempo asume las características de un dolor pélvico crónico, que no siempre sigue una evolución cíclica. Desgraciadamente este dolor suele interpretarse como una expresión fisiológica del ciclo ovárico y el diagnóstico de endometriosis se retrasa durante demasiado tiempo (incluso años), lo que comporta un grave sufrimiento para la mujer con el riesgo de provocar daños irreversibles en los órganos afectados. Por eso, es esencial diagnosticar precozmente la enfermedad con el fin de recurrir a las soluciones terapéuticas más oportunas: terapias hormonales, farmacológicas y, si es necesario, quirúrgicas.
Cada vez más, las mujeres retrasan más el momento de tener hijos, prefiriendo programarla en un momento preciso de su vida, con la esperanza de alcanzar una mayor estabilidad afectiva, económica y laboral. Es un periodo que debe ser afrontado con serenidad y un poco de paciencia, dirigiéndose a la matrona o al ginecólogo de confianza para aclarar todas las posibles dudas.
1) Antes de quedarte embarazada, habla con tu médico sobre la atención médica antes del embarazo; y suspende los métodos anticonceptivos que estés utilizando;
2) Realiza, si fuese necesario, pruebas para identificar las posibles infecciones padecidas anteriormente o agudas, en concreto: VIH, hepatitis B y C, toxoplasmosis y rubéola;
3) La toma de suplementos de ácido fólico reduce sensiblemente el riesgo de que se presenten algunas malformaciones congénitas, como la espina bífida;
4) Revisa y corrige tus hábitos de vida si es necesario: evita el tabaco y las bebidas alcohólicas, sigue una dieta variada y equilibrada rica en fruta y verdura y realiza una actividad física moderada regularmente;
5) Determina tu estado vacunal y asegúrate de tener todas las vacunas al día.
• …no has pasado la rubéola o no estás vacunada: es oportuno vacunarse al menos tres meses antes de la concepción. La vacuna es la única arma eficaz para prevenir la rubéola congénita, responsable de graves daños para el feto y para la que no existe una terapia específica.
• …no has contraído la infección por toxoplasmosis: es oportuno respetar algunas medidas preventivas y alimentarias: evitar el contacto con los gatos, mantener una buena higiene de las manos, no consumir embutidos y carnes crudas o poco cocidas y lavar atentamente la verdura.
• …padeces una patología crónica como diabetes mellitus, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, enfermedades autoinmunes, epilepsia, enfermedades de la tiroides o neoplasias: comunícaselo a tu matrona y/o ginecólogo/a e informa de tu decisión al especialista de esta enfermedad a fin de definir un plan de monitorización clínico y terapéutico integrado si es necesario.
Se considera como infertilidad la incapacidad de llegar a la concepción después de mantener relaciones sexuales frecuentes y no protegidas. Puede deberse a problemas en el hombre, la mujer o en ambos. En este caso, es oportuno dirigirse al médico y empezar a realizar los primeros controles.
Entre las causas más comunes de la infertilidad femenina cabe mencionar:
• Patologías congénitas o adquiridas de las trompas. Las trompas son los canales que conectan los ovarios con el útero. Cada mes, durante un proceso llamado ovulación, uno de los ovarios libera un óvulo que se desplaza por una de las trompas, donde puede ser fertilizado por el esperma o no. Si estas trompas están dañadas, obstaculizan la fecundación o el descenso del óvulo fecundado en el útero.
• Patologías endocrinas
• La endometriosis
• Una reserva ovárica reducida, es decir, una baja cantidad de óvulos que puedan ser fecundados
• Algunas infecciones de transmisión sexual, como por ejemplo la infección causada por las clamidias, pueden dañar irreversiblemente la fertilidad.
Primero de todo, deberá asegurarse la presencia de ovulación en la mujer y la producción adecuada de espermatozoides en el hombre. Luego se realizarán pruebas más complejas y exhaustivas para estudiar las causas que impiden que las células sexuales femeninas y masculinas se encuentren. Obtener un diagnóstico inmediato y correcto es fundamental para considerar la posibilidad de tratar la causa de la infertilidad con una terapia farmacológica o quirúrgica o para identificar la técnica de reproducción médicamente asistida más apropiada para cada caso.
Entre las patologías ginecológicas que se presentan en la edad fértil, la endometriosis merece una atención especial. Se trata de una enfermedad crónica padecida por numerosas mujeres, entre un 10 y un 15% de la población femenina, y que, a pesar de que puede tener un impacto altamente invalidante, tiende a subestimarse y a ser poco diagnosticada.
La endometriosis consiste en la presencia de endometrio (la mucosa que recubre el interior del útero) fuera del útero mismo, casi siempre en la zona pélvico-abdominal. Fuera de su posición normal, este tejido responde a los estímulos hormonales que acompañan periódicamente a la ovulación durante la edad fértil del mismo modo que el endometrio normal: crece, se hace más espeso y se exfolia causando una inflamación crónica acompañada de dolor y provocando daños graves en los tejidos y afectando al funcionamiento de los órganos afectados.
El dolor es el síntoma principal, pero también pueden manifestarse otros trastornos en función de las zonas afectadas. Por lo general, el dolor se manifiesta inicialmente como un dolor menstrual intenso que a menudo interfiere con el desarrollo de las actividades cotidianas comunes y que con el tiempo asume las características de un dolor pélvico crónico, que no siempre sigue una evolución cíclica. Desgraciadamente este dolor suele interpretarse como una expresión fisiológica del ciclo ovárico y el diagnóstico de endometriosis se retrasa durante demasiado tiempo (incluso años), lo que comporta un grave sufrimiento para la mujer con el riesgo de provocar daños irreversibles en los órganos afectados. Por eso, es esencial diagnosticar precozmente la enfermedad con el fin de recurrir a las soluciones terapéuticas más oportunas: terapias hormonales, farmacológicas y, si es necesario, quirúrgicas.
Promovemos el bienestar y la salud de la mujer, invitándola a ser más consciente del recorrido de su salud durante las etapas más importantes de su vida. Hacemos un recorrido por la pubertad, la edad fértil, el embarazo, la lactancia, el climaterio y la menopausia, exponiendo las diferentes necesidades de salud por las que cada una de ellas se caracteriza.
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