Los hábitos alimentarios también afectan a los trastornos del sueño
Nuestros hábitos alimentarios también pueden alterar el ciclo sueño-vigilia e influir en la calidad y cantidad de nuestro sueño. Hay una serie de recomendaciones que pueden ayudar a favorecer un sueño normal.
Consejos nutricionales para dormir mejor
Los alimentos que comemos pueden alterar el sueño debido a su composición, a la cantidad de porciones ingeridas y a la forma en la que las ingerimos. Es importante tener en cuenta que los alimentos que participan en la síntesis de hormonas y neurotransmisores como la dopamina, la adrenalina y la noradrenalina dificultan el sueño, mientras que los que ayudan a regular la melatonina y la serotonina, como el triptófano, lo favorecen, por ello se debe de consumir un tipo de alimento u otro dependiendo del resultado que queramos obtener para favorecer el correcto funcionamiento de los ritmos biológicos.
Es importante prestar atención a aquellos alimentos que ingerimos por la noche y cuáles serían los más adecuados para favorecer el descanso:
- Alimentos ricos en triptófano como las carnes rojas, aves como el pavo, e incluso las de caza, como el conejo, crustáceos como langosta o cangrejo, pescados como el atún, salmón o el bacalao, el tofu, el huevo, los lácteos, frutos secos como cacahuetes, almendras, avellanas y semillas de sésamo, girasol o de calabaza, además de legumbres como alubias secas, garbanzos, habas secas, lentejas, soja, guisantes, verduras como espinacas y lechuga y frutas como las frutas del bosque, plátanos, aguacate, piña.
- Carbohidratos (azúcares) complejos: pan integral, arroz, patatas o pasta integral ya que aumentan la disponibilidad del triptófano que se absorbe. No obstante, su consumo de noche debe de ser moderado.
- Vitaminas B1 y B6, interfieren en parte con las funciones del sueño/vigilia ya que ambas contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso, además la B6 está involucrada en la biosíntesis de la serotonina y por tanto de la melatonina. Un exceso de azúcar y dulces disminuye la biodisponibilidad de la vitamina B6. Alimentos ricos de B6 son por ejemplo las vísceras, los frutos secos, los cereales integrales o las espinacas.
- Calcio y magnesio: una adecuada ingesta diaria de estas sustancias permite dormir y descansar mejor por la noche. Por lo que una dieta equilibrada con verduras de temporada siempre será una buena elección.
- Los ácidos grasos omega-3 y omega-6 pueden ayudarte a dormir mejor, pues los últimos estudios muestran que parecen estar involucrados en conseguir un sueño profundo. Puedes aumentar su consumo a través de los pescados azules, frutos secos y semillas.
- Un vaso de leche caliente favorece un buen sueño nocturno y puede reducir el insomnio y el nerviosismo
En su contra, hay que prestar atención a determinados alimentos que podrían afectar en la calidad del sueño:
- Evitar los alimentos excesivamente condimentados y excitantes. Los alimentos picantes, la cafeína, el té, el chocolate y el ginseng son sustancias que crean euforia y estimulan las conexiones nerviosas del cerebro. Además, nos van a producir más secreciones gástricas y, por lo tanto, mal estar para dormir.
- Limitar el consumo de carbohidratos simples (azúcar, dulces, etc.), ya que pueden conducir a la liberación de hormonas que pueden interferir con el sueño.
- El alcohol, especialmente en cantidades excesivas, destruye en gran medida el ciclo circadiano y no permite un descanso saludable.
- Alimentos muy salados. La sal no afecta directamente al sueño, pero sí que puede aumentar la sensación de sed, y hacer que tengamos que levantarnos a beber en medio de la noche y después nos cueste conciliar de nuevo el sueño. Limitar el consumo de productos ahumados y embutidos, las patatas fritas de bolsa, los platos elaborados con pastillas de caldo, los aperitivos salados o la comida enlatada.