La secreción y la absorción del agua y de las sales minerales (p. ej., sodio, potasio y cloro) se producen en el intestino.
Las secreciones que llegan al intestino delgado (como la saliva y los jugos gástricos y pancreáticos) suman unos 9 litros diarios, y un adulto sano bebe menos de 2 litros de agua al día.
Cuando estamos bien la mayor parte del agua y de las sales minerales son reabsorbidas por la mucosa del intestino delgado y el sistema permanece en equilibrio.
Si las secreciones son excesivas o se altera el mecanismo de absorción intestinal se pierden demasiada agua y sales minerales y se corre el riesgo de deshidratarse.