La leche materna no es estéril como se creía hasta hace poco, y contiene una comunidad de bacterias específicas que son útiles para favorecer el desarrollo de la microbiota intestinal del bebé (flora bacteriana).
Un bebé que toma aproximadamente 800 ml de leche materna ingiere aproximadamente de 100 mil a 10 millones de bacterias cada día.
Estas bacterias son cruciales para la salud del niño y envían señales importantes para guiar el desarrollo y la maduración de su sistema inmunitario.
Los oligosacáridos (azúcares) contenidos en la leche materna influyen positivamente en la formación de su flora bacteriana.