Estamos ante «estrés oxidativo» cuando se crea un desequilibrio entre la producción de radicales libres y la capacidad de los sistemas antioxidantes endógenos de neutralizarlos.
Si el organismo está expuesto a ciertas condiciones que facilitan los procesos de oxidación (procesos similares a este hacen que se corte la leche y se pongan rancios el aceite o la carne) se forman demasiados radicales libres.
Durante el estrés oxidativo se oxidan más de lo normal los principales componentes de la célula, como los lípidos (grasas), las proteínas, el ADN, los carbohidratos (azúcares), etc.
y se dañan los tejidos del organismo.
El estrés oxidativo favorece el desarrollo de muchas enfermedades.