Los virus, las bacterias u otras sustancias inhaladas provocan la inflamación de la mucosa de las vías respiratorias superiores y reducen su capacidad de tolerar los estímulos irritantes.
Las mismas sustancias que se producen como defensa ante los virus (denominadas mediadores de la inflamación y las secreciones mucosas que produce la nariz) son aquellas que estimulan de forma exagerada el reflejo de la tos. También, el goteo de filamentos viscosos de mucosidad de la nariz hacia la faringe (goteo nasal posterior) favorece la tos persistente puesto que «altera» continuamente la mucosa provocando irritación y la necesidad constante de toser.