Para estar sano, el organismo debe mantener una distribución equilibrada de líquidos entre los dos compartimentos principales: los líquidos intracelulares (dentro de las células ) y los líquidos extracelulares (fuera de las células ). En esto, la edad juega un papel importante. Los niños, en comparación con los adultos, tienen un mayor porcentaje de agua en los espacios extracelulares. El agua corporal se pierde a través de la piel, los pulmones, los riñones y el tracto gastrointestinal. Las pérdidas de líquidos pueden ser mesurables o sensibles (por ejemplo, orina, heces, hemorragias, etc.) o no mesurables o insensibles (a través de la piel y el sistema respiratorio). La mayoría de los líquidos salen del organismo a través de los riñones en forma de orina, aunque también salen por la piel en forma de sudor, por el aparato digestivo en forma de heces y por los pulmones cuando respiramos. Casi todos los órganos principales cooperan para mantener en equilibrio los líquidos que se pierden y los que se ingieren. Cuando las pérdidas de agua y/o electrolitossuperan a las que se ingieren, se corre el riesgo de deshidratación. Solo con compensar las pérdidas con una ingesta adecuada de líquidos se puede mantener una buena hidratación.