La deshidratación es una afección que se produce cuando se pierde más líquido del que se ingiere y se reduce el contenido (volumen) de agua del cuerpo (es decir, no hay suficiente agua) y/o electrolitos. Es entonces, cuando el cuerpo pierde su equilibrio hidroelectrolítico. La deshidratación, si no se trata, puede empeorar y convertirse en un problema grave e incluso potencialmente mortal. La deshidratación tiene muchas causas, incluso graves, pero a veces se produce por motivos sencillos: no se bebe lo suficiente porque se está enfermo u ocupado, porque no se dispone de agua potable durante un viaje o excursión, o se suda demasiado por el calor o el ejercicio. El agua y los electrolitos son componentes fundamentales de nuestro organismo, por lo que su cantidad no puede descender por debajo de ciertos niveles. Existen diferentes formas de deshidratación.

El riesgo de deshidratación es muy alto en los ancianos y en los niños o en pacientes con problemas renales crónicos.