Estrategias para reducir el riesgo de deshidratación durante el ejercicio ligero
Estas indicaciones mínimas se refieren a personas que solo hacen ejercicio para mantener un buen estado de salud (por ejemplo, caminar a paso ligero, senderismo ligero, ciclismo turístico, etc.). Esto puede no ser suficiente para los deportistas (incluso aficionados) o las personas que realizan ejercicio de alta intensidad.
Para minimizar el riesgo de deshidratación, hay que:
Evitar hacer ejercicio durante las horas de más calor: en los meses calurosos, haga ejercicio a primera hora de la mañana o por la tarde para evitar las altas temperaturas.
Hidratarse antes del ejercicio: en general, la recomendación es estar bien hidratado antes de la actividad física. Entre 310 y 620 ml son suficientes para una persona de unos 68 kg. Es mejor no excederse con los líquidos, ya que la sobrehidratación no aporta ninguna ventaja.
Beber durante el ejercicio: si el esfuerzo dura más de una hora, es exigente (por ejemplo, cuesta arriba o marcha prolongada o a un ritmo muy rápido) o si la temperatura es alta y húmeda, es mejor consumir líquidos en intervalos regulares durante la actividad.
Reintegración después del ejercicio: continúe bebiendo agua después del ejercicio para restablecer los niveles de hidratación.