Nuestro cuerpo está formado principalmente por agua y ésta se pierde constantemente por evaporación y otros medios. Por ello, la evolución ha dotado al cuerpo humano de mecanismos para la búsqueda y consumo de agua que son esenciales para la supervivencia.
La sed es el mecanismo más sencillo para mantener el equilibrio hídrico. Un aumento de la osmolalidad plasmáticade incluso un 1% puede desencadenar la sensación de sed. Existe un retraso de decenas de minutos entre la ingesta de agua y su completa absorción en el torrente sanguíneo. Sin embargo, beber puede calmar la sed en cuestión de segundos, mucho antes de que el agua ingerida tenga tiempo de modificar el volumen sanguíneo o la osmolalidad.
Cuando una persona es incapaz de responder a las señales de sed, puede producirse un estado de deshidratación. Para responder mental y físicamente a las señales de sed y aumentar la ingesta oral, la persona debe estar alerta y ser autónoma. Esta es también la razón por la que las personasmayores, en particular las que no son completamente autónomas, los niños pequeñosy las personas con dificultades mentales y motoras corren un mayor riesgo de deshidratación.