Las leches artificiales (en polvo o líquidas) no contienen los anticuerpos presentes en la leche materna.
La leche artificial (leche preparada de forma industrial) no puede ofrecer las mismas ventajas que la lactancia materna garantiza al bebé y a la madre.
La leche artificial puede conllevar riesgos si no se prepara de manera adecuada, y podría contaminarse con bacterias si se usa agua no segura o materiales no esterilizados.
Si la leche se diluye demasiado, el niño podría tener problemas de desnutrición.
La lactancia frecuente asegura la producción continua de leche; si el bebé toma leche artificial se reduce la producción de la leche materna y, en caso de necesidad, podría ser imposible regresar a ella.