En el segundo año de vida, 500 ml de leche materna al día aún garantizan a un niño el 31 % de las calorías, el 38 % de las proteínas, el 45 % de la vitamina A y el 95 % de la vitamina C que necesita.
Si las condiciones familiares y de trabajo lo permiten y si la madre lo desea, también puede amamantar después del primer año de vida, siempre que el niño reciba todos los alimentos complementarios a la leche necesarios para garantizarle un buen crecimiento.