Las condiciones que pueden favorecer el estrés oxidativo son: la contaminación ambiental, la exposición excesiva a las radiaciones ultravioleta (rayos del sol), los fármacos, los procesos inflamatorios (agudos y crónicos), entre otros.
También pueden provocar estrés oxidativo algunos estilos de vida como: fumar, tomar bebidas alcohólicas con frecuencia, trabajar demasiado intensamente, ingerir alimentos ricos en grasas saturadas (carnes rojas, embutidos, etc.), hacer poca actividad física, comer poca cantidad de frutas y verduras.