Se han empezado a comprender las áreas y circuitos del cerebro involucradas en el desarrollo de los trastornos de la ansiedad.
La amígdala, una parte pequeña del cerebro con forma de almendra, parece tener un papel fundamental en modular las reacciones de la ansiedad y los miedos. La amígdala es una parte del sistema límbico y se relaciona con el lóbulo prefrontal y con otras áreas del cerebro.
Algunas de las sustancias químicas involucradas son neuromoduladores (neurotransmisores capaces de modular la acción de otros neurotransmisores), como la norepinefrina, la serotonina, la dopamina y el ácido gamma-aminobutírico (GABA)
Simplificando mucho los conceptos, se podría llegar a decir que en una área particular del cerebro hay un interruptor capaz de “encender” o “apagar” la ansiedad y el miedo.