El reloj biológico interno está regulado por un grupo de células ubicadas en el núcleo supraquiasmático del hipotálamo (una estructura del cerebro).
Este núcleo recibe información con respecto a la intensidad de la luz externa a partir de las células fotosensibles de la retina y adapta los ritmos biológicos de nuestro cuerpo a la sucesión del día y la noche.
La información que sale del núcleo supraquiasmático también modula los «relojes internos» de otros órganos, como los responsables de la actividad del corazón y el hígado, y la actividad celular.