CONSEJOS ESPECIALES PARA QUE LAS MADRES RECIENTES PROTEJAN AL BEBÉ Y AL MEDIO AMBIENTE
A continuación, algunos consejos útiles para las mamás, con el fin de protegerse a sí mismas y a sus bebés de los daños causados por la contaminación:
- Prioriza la lactancia materna, ya que, además de los enormes beneficios ya conocidos desde hace décadas, podría tener efectos positivos como “antídoto” frente a muchas sustancias tóxicas.
- Reduce, al menos durante el embarazo, la lactancia y en la primera infancia, los alimentos potencialmente más ricos en sustancias peligrosas, como el mercurio que se acumula en los pescados de gran tamaño, especialmente si son enlatados y de procedencia incierta.
- Limita el consumo de carne, especialmente si proviene de ganadería intensiva, carnes procesadas y carnes rojas.
- Lee siempre con atención las etiquetas de los alimentos que compras; prioriza el consumo de frutas y verduras frescas y de temporada, preferiblemente ecológicas.
- Evita usar sartenes/ollas antiadherentes que estén rayadas o desgastadas.
- Elige recipientes de vidrio o cerámica para almacenar alimentos, incluso para congelarlos.
- No utilices objetos de plástico de un solo uso; en lugar de cubrir los recipientes que guardas en el frigorífico con film plástico, usa un plato invertido.
- No consuma agua mineral en botellas de plástico.
- Reduzca la compra de artículos innecesarios y la producción de residuos, separe los residuos húmedos de otras fracciones (papel, plástico, vidrio), reutilice, recicle.
- Reduzca el ruido: baje el volumen. Un entorno ruidoso puede causar a su hijo dificultades de aprendizaje, trastornos del humor y del sueño, dolores de cabeza.
- No encienda las luces innecesariamente. Enseñe siempre a los niños a apagar la luz cuando salgan de una habitación.
- Utilice bombillas de bajo consumo y compre electrodomésticos (frigorífico, lavavajillas, etc.) de clase A o superior; no deje televisores, videograbadoras, ordenadores u otros aparatos electrónicos en «stand-by»; no deje enchufados cargadores de aparatos portátiles;
- utilice el aire acondicionado con moderación.
CONTAMINACIÓN Y NIÑOS
Los niños son mucho más sensibles que los adultos al efecto de la contaminación; el daño es mayor si la exposición se produce a una edad temprana. El embrión, el feto, el recién nacido y el lactante son mucho más vulnerables. Casi todos los contaminantes son capaces, por exposición durante el embarazo, de atravesar la placenta.
Los niños están más expuestos a los contaminantes porque, en proporción a su peso corporal, comen, beben e inhalan más aire que un adulto. Además, tienen actitudes que facilitan el contacto con las sustancias del entorno: gatean, se llevan objetos a la boca, respiran aire de zonas bajas (más rico en contaminantes).
La exposición a la contaminación ambiental en los primeros años de vida sienta las bases para el desarrollo de enfermedades en la edad adulta, como las neurodegenerativas (por ejemplo, Parkinson o Alzheimer), las cardiovasculares y metabólicas, la obesidad, la diabetes y el cáncer. La exposición a sustancias químicas durante el desarrollo fetal y en los primeros años de vida aumenta el riesgo de trastornos del neurodesarrollo (por ejemplo, deterioro cognitivo, trastornos de la comunicación, trastornos del espectro autista).
Reducir la exposición de los niños a los contaminantes es un imperativo categórico si queremos salvaguardar la salud de las generaciones futuras y de toda la raza humana.