Riesgos de Obesidad. El Control de peso: una necesidad no sólo estética, sino sobre todo de salud.
En los últimos años ha crecido la conciencia colectiva de que un peso equilibrado es una condición necesaria para una buena salud física y mental. El sobrepeso y la obesidad, de hecho, no son solo problemas estéticos, sino principalmente de salud, y pueden influir negativamente en la calidad y esperanza de vida.
La comunidad científica coincide en atribuir al exceso de peso un papel significativo (factor de riesgo) en la patogénesis de numerosas enfermedades metabólicas y degenerativas, como enfermedades cardíacas, cerebrovasculares, respiratorias y osteoarticulares, diabetes, esteatosis hepática y cálculos. Además, según una investigación reciente, las personas obesas también estarían en riesgo de sufrir trastornos psicológicos como ansiedad y depresión. Finalmente, recordemos que un peso excesivo puede conllevar limitaciones en la vitalidad, discriminación social, y disminución de la productividad laboral o escolar.
Riesgos del exceso de grasa: ¿Por qué el exceso de grasa corporal, especialmente la grasa visceral, es un riesgo para la salud?
Las personas con sobrepeso y obesidad, aunque en distintas medidas, se caracterizan esencialmente por un exceso de grasa, que se acumula y hace que el tejido adiposo sea muy voluminoso. La expansión de la masa grasa se origina de la combinación del aumento en el tamaño (hipertrofia) de las células características del tejido adiposo (adipocitos) y el aumento de su número (hiperplasia).
Durante mucho tiempo, el tejido adiposo se ha considerado simplemente un lugar de almacenamiento de las reservas energéticas (es decir, de las calorías «ingeridas» pero no consumidas), pero en los últimos años se han logrado avances significativos en el conocimiento de la estructura y el funcionamiento del «tejido adiposo» (la grasa), lo que ha llevado a hablar más bien de un «órgano adiposo», que cuenta con un sistema bien organizado de arterias, venas y nervios que conectan el órgano adiposo con el resto del cuerpo y contribuyen a una regulación metabólica integrada.
El órgano adiposo está formado por dos tipos de grasa: blanca y marrón, compuestas por células con estructuras y funciones diferentes. Las células adiposas marrones, durante el crecimiento, tienden a transformarse en células adiposas blancas. Este proceso se ve favorecido por una alimentación desequilibrada y un estilo de vida sedentario, por un menor gasto energético y por una mayor ingesta de alimentos: como resultado, el órgano adiposo de las personas obesas tiene una mayor proporción de tejido adiposo blanco.
La localización de la grasa
Cuando el órgano adiposo está sobrecargado por un exceso de grasa, como ocurre en el sobrepeso y la obesidad, las células adiposas blancas producen sustancias conocidas como adipocinas, que son responsables de las importantes complicaciones asociadas con la obesidad, las cuales se agrupan bajo el nombre de «síndrome metabólico». Esta condición se caracteriza por obesidad visceral acompañada de altos niveles de presión arterial (hipertensión), alteración de la función de la insulina (resistencia a la insulina, que predispone al desarrollo de diabetes tipo 2), alteración en la composición de las grasas en la sangre (dislipidemia) y un aumento del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Las últimas investigaciones científicas han demostrado que la grasa contenida en el abdomen, es decir, la grasa visceral, es capaz de producir sustancias dañinas conocidas como «citosinas inflamatorias» en mayor cantidad que la grasa de otras áreas del cuerpo. Por lo tanto, se debe prestar cada vez más atención no solo al exceso de peso, sino también a la distribución de la grasa, en particular al valor de la circunferencia abdominal. A la luz de estas evidencias, incluso aquellas personas cuyo peso e índice de masa corporal (IMC) se encuentran dentro del rango normal, deben controlar la circunferencia abdominal, ya que se considera un factor de riesgo independiente del valor del peso corporal en sí.