Dolor, hinchazón, intestino irregular: ¿es colon irritable?
El síndrome del intestino irritable, más conocido como síndrome del colon irritable, se incluye en el grupo de los llamados «trastornos funcionales», es decir, aquellas enfermedades que provocan molestias y problemas, incluso importantes, pero sin que se evidencien alteraciones en las pruebas instrumentales o de laboratorio habituales.
Su diagnóstico se basa en las molestias que refieren los pacientes: dolor de estómago, alteraciones de la motilidad intestinal (tránsito intestinal lento, diarrea o su alternancia), distensión abdominal, a menudo asociadas a diversos problemas de salud como ansiedad, depresión, trastornos del sueño, dolores musculares generalizados, cefaleas crónicas, etc. De hecho, la causa del colon irritable aún no se ha aclarado del todo, aunque se han puesto en duda la sensibilidad intestinal particular, los cambios en la flora bacteriana, los trastornos del estado de ánimo, el estrés, etc.
Normalmente se requiere mucha paciencia para remediar este problema y el uso de diferentes tratamientos, que a veces deben combinarse y probarse cuidadosamente para conocer su utilidad para el paciente individual: suplementos de fibra (preferiblemente los llamados «líquidos» de fermentación lenta para evitar síntomas como el dolor y la hinchazón) y laxantes osmóticos en caso de estreñimiento, loperamida, colestiramina o diosmectita en caso de diarrea, analgésicos o fármacos anticolinérgicos para contrarrestar el dolor abdominal. Los probióticos (más conocidos como enzimas de la leche) y los prebióticos son útiles en algunos casos. Alternativamente, complejos naturales como las resinas, los polisacáridos y los polifenoles son capaces de interactuar con la superficie de la mucosa, protegiéndola y restableciendo la función alterada.
También son necesarios en algunas situaciones.
Sin embargo, ten cuidado.
El dolor, la hinchazón y las deposiciones irregulares pueden enmascarar un problema abdominal más grave, por lo que los casos de nueva aparición (en personas mayores de 50 años) o que no se resuelven en pocos días con el tratamiento adecuado deben comunicarse siempre al médico.
Estreñimiento
Se habla de estreñimiento (o constipación) tanto cuando existe una ralentización del tránsito intestinal como cuando hay un problema «expulsivo».
En efecto, en algunos casos, las evacuaciones son poco frecuentes (menos de una vez cada dos días), no se siente la necesidad de defecar y las heces emitidas son generalmente pequeñas y duras. En otros casos, el sujeto se da cuenta de que tiene ganas pero siente una sensación de obstrucción, de «tapón», hasta llegar a casos en los que la emisión de heces se acompaña de dolor a nivel anal que impide aún más la salida de las heces.
Las causas del estreñimiento
Generalmente, el estreñimiento está causado por una alteración de la progresión de las heces en el intestino, que puede deberse a obstrucciones (estrechamiento del intestino o masas que obstruyen el paso de las heces) o a una disminución de la motilidad en ausencia de lesiones (estreñimiento por tránsito lento). En otros casos, sin embargo, la materia fecal progresa regularmente a lo largo del colon, pero existe dificultad para evacuarla.
Además, la permanencia prolongada de las heces en el recto empeora la situación, ya que las heces se vuelven cada vez más secas y duras y acaban irritando la mucosa, mermando su capacidad para coordinar la evacuación y estableciendo así un círculo vicioso.
Afortunadamente, en la gran mayoría de los casos, el estreñimiento no se debe a una enfermedad grave, sino a hábitos incorrectos: por ejemplo, es perjudicial el hábito de reprimir repetida y voluntariamente las ganas de evacuar, bien porque «no es el momento», bien a veces para evitar el dolor que provoca en la evacuación un problema anal como una fisura o unas hemorroides inflamadas.
Sin embargo, hay que recordar que en la mayoría de los casos la causa principal es una mala alimentación (poca agua y alimentos ricos en fibra como cereales integrales, legumbres, frutas, verduras) o un estilo de vida demasiado sedentario.
Estreñimiento: ¿siempre una afección benigna?
Como hemos visto, el estreñimiento suele ser consecuencia de malos hábitos. En algunos casos, sin embargo, hay «señales de alarma» que deben reconocerse y comunicarse rápidamente al médico, ya que pueden indicar que el estreñimiento está relacionado con una enfermedad del intestino, a veces grave, o de todo el organismo.
Estreñimiento: condiciones que requieren consejo médico («banderas rojas»)
- Presencia de sangre en las heces
- Dolor abdominal importante y persistente
- Sensación recurrente de necesidad de defecar pero no seguida de la emisión de una cantidad importante de heces (el llamado tenesmo)
- Días alternos de estreñimiento y diarrea
- Empeoramiento reciente de un estreñimiento preexistente «siempre igual» o cambios recientes en la forma habitual de defecar
- Estreñimiento que persiste a pesar de un tratamiento adecuado
- Astenia marcada, palidez cutánea, cabello quebradizo, anemia, fiebre persistente, náuseas, vómitos o anorexia, pérdida de peso injustificada, aumento de la cantidad y frecuencia de la diuresis
Estreñimiento ocasional
Por otra parte, las variaciones ocasionales en la frecuencia de las evacuaciones, o en el color o la consistencia de las heces, no son motivo de preocupación, como tampoco lo es un ligero y transitorio «calambre en el vientre» que a veces puede aparecer antes de las evacuaciones, ni la necesidad de hacer un pequeño esfuerzo para evacuar.
Tampoco es preocupante que el intestino pierda su regularidad en condiciones particulares, como un viaje durante el cual se cambia la forma de comer o se permanece en ambientes donde evacuar resulta difícil o incómodo. En estos casos, los remedios para el estreñimiento pueden consistir en el uso de sustancias que estimulen el tránsito intestinal y la atención a una dieta adecuada rica en fibra y agua.
Estreñimiento persistente
Distinto es el caso en que el tránsito intestinal siempre ha sido lento, durante semanas, meses o años, sin variaciones ni «señales de alarma». En estas personas, los remedios para el estreñimiento consisten en primer lugar en corregir los errores dietéticos: aumentar el consumo de alimentos integrales, frutas, verduras (y eventualmente suplementos de fibra) y aumentar el agua bebida durante el día (al menos un par de litros).
En algunos casos, pueden estar indicadas sustancias como el sen y el ruibarbo, que estimulan la evacuación y ayudan a regularizar la función intestinal.
Sin embargo, conviene reducir progresivamente su uso hasta suprimirlas por completo, una vez resuelto el problema. En general, unas semanas de este tratamiento son suficientes para resolver una situación de tránsito intestinal lento.
Si no es así, es necesario consultar al médico, que valorará si se debe proceder a controles o tratamientos especiales. No obstante, conviene evitar el uso continuado de estos productos el mayor tiempo posible como única estrategia para mantener una buena regularidad intestinal. Recuerde: en primer lugar, hay que considerar una ingesta abundante de agua, con un consumo generoso de alimentos integrales y quizás suplementos de fibra. Por último, no hay que pasar por alto la posibilidad de que el estreñimiento esté causado por una terapia en curso (ver Medicamentos que pueden inducir estreñimiento), prescrita por el médico o tomada de forma independiente (el llamado estreñimiento iatrogénico). En estos casos, si la medicación ha sido prescrita por el médico, es él quien debe decidir si continuar la terapia o modificarla o combinar productos útiles para eliminar el estreñimiento.
Medicamentos que pueden provocar estreñimiento
- Antiácidos (especialmente si contienen aluminio)
- Antihistamínicos anticolinérgicos
- Antidepresivos tricíclicos
- Antidiarreicos
- Antieméticos (ondansetrón, granisetrón, tropisetrón y dolasetrón)
- Antiepilépticos
- Antiparkinsonianos
- Antiespasmódicos y antiespasmódicos genitourinarios
- Antitusivos a base de codeína
- Betabloqueantes
- Calcio
- Antagonistas del calcio
- Clonidina
- Colestiramina
- Anticonceptivos orales
- Diuréticos
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINE)
- Hierro
- Inhibidores de la MAO (i-MAO)
- Opiáceos
Alimentación > ¿Qué hacer para el estreñimiento?
En caso de estreñimiento ocasional, en ausencia de Bandera Roja, el uso esporádico de un producto que favorezca la evacuación (laxante) puede ser determinante.
En caso de estreñimiento crónico, el objetivo es regularizar la evacuación y aliviar las molestias que puedan presentarse, como el esfuerzo excesivo, la hinchazón abdominal y la sensación de vaciado rectal incompleto.
El primer y fundamental remedio para combatir la irregularidad intestinal consiste en aumentar la cantidad de agua que se bebe (que debería rondar los 2-3 litros al día); el aumento de la actividad física también suele ser útil, pero es esencial aumentar la fibra alimentaria, ¡recordando siempre, no obstante, que un aumento de fibra no acompañado de una ingesta adecuada de líquidos también puede empeorar la situación!
Se empieza eligiendo alimentos ricos en fibra (pan integral, legumbres, frutas y verduras) y si esto no es suficiente (lo que ocurre con bastante frecuencia, sobre todo en las personas mayores) se pueden tomar suplementos que contengan fibra o los llamados «laxantes de volumen», que actúan aumentando el volumen de las heces.
Muchas personas recurren al aceite de parafina como emoliente fecal: cabe señalar aquí que esta sustancia puede causar irritación del recto y el ano y, si se utiliza durante mucho tiempo, reduce la absorción de ciertas vitaminas. Los laxantes «osmóticos» actúan aumentando el contenido de agua en el intestino.
El citrato, el hidróxido y el sulfato de magnesio hacen que las heces sean más líquidas y voluminosas. Se desaconseja el uso frecuente de estos laxantes debido al riesgo de acumulación de magnesio (no obstante, se absorbe una pequeña proporción de la dosis administrada), especialmente en personas con insuficiencia renal o niños. También se incluyen en esta categoría la lactulosa (que suele provocar un notable aumento de los gases intestinales) y el polietilenglicol (PEG).
Por último, existen productos estimulantes del tránsito a base de sustancias que contienen antraquinonas que actúan aumentando los movimientos intestinales y el contenido de agua intestinal.
Remedios Naturales > Para las dificultades de evacuación y el tránsito intestinal lento
La miel, conocida por sus propiedades saludables y curativas, era la «sustancia medicinal fundamental» para los pueblos del antiguo Mediterráneo.
Su valor era tal que adquirió un significado divino: se creía que la miel descendía de los cielos y que la abeja la recogía como regalo para la humanidad.
Hoy en día, la miel se utiliza ampliamente para dolencias de las vías respiratorias como la tos, pero en la antigüedad también se empleaba con fines laxantes. Su uso rectal se remonta al año 1500 a.C., cuando los egipcios utilizaban supositorios que contenían miel.
La miel rectal administrada, por ejemplo, a través de un microclismo induce un estímulo no agresivo para activar la defecación y si está enriquecida con Aloe y Malva añade a la acción evacuadora equilibrada, una acción protectora y calmante de la mucosa rectal, útil para contrarrestar las molestias, irritaciones e inflamaciones presentes en los casos de estreñimiento caracterizados por dificultades de evacuación.
Estas dos acciones son especialmente importantes porque la mucosa rectal, de por sí muy delicada, se irrita en caso de estreñimiento y, por tanto, con el roce de las heces secas y duras.
Por lo tanto, estas sustancias naturales pueden ser una buena solución para quienes experimentan dificultades de evacuación caracterizadas por una sensación de «taponamiento» acompañada de molestias e irritación.
El Sen y el Ruibarbo son muy útiles para reequilibrar rápidamente un estado de tránsito intestinal lento. Pero cuidado: hay muchos productos «naturales» en el mercado, incluso preparados «frescos» por quienes los venden, cuyo contenido se desconoce. Es necesario prestar mucha atención a la etiqueta, porque es muy importante que los productos que contienen estas sustancias estén siempre «titulados», para estar seguros de que se está tomando la cantidad correcta de sustancias activas.
Esto significa, por una parte, que debe conocer con precisión la composición del producto que está utilizando, también gracias al consejo de su farmacéutico, y, por otra, que la dosis precisa debe establecerse individualmente, procurando no provocar nunca descargas de heces líquidas. Los extractos de Sen y Ruibarbo se toman normalmente por la noche para obtener el efecto deseado por la mañana al despertar y se utilizan principalmente en casos de estreñimiento ocasional, o en casos de estreñimiento persistente junto con una dieta adecuada rica en fibra, sólo para superar un periodo de especial dificultad.
El respeto de las indicaciones y las posologías hace que estas sustancias sean seguras y funcionales. En el caso de la toma de medicamentos, como puede haber interacciones, siempre es conveniente pedir consejo al médico o al farmacéutico, que también podrá aconsejar cuándo no deben utilizarse (por ejemplo, cuando el estreñimiento está asociado a un colon irritable).
Cuando, por el contrario, la ralentización del tránsito intestinal persiste en el tiempo, es fundamental -como hemos visto antes- mejorar la dieta enriqueciéndola con fibra (unos 20-30 gramos al día) y líquidos. En estos casos, es fundamental consumir alimentos integrales, fruta, verdura y, si es necesario, fibra de psyllium y tamarindo, que son útiles para ablandar las heces y reequilibrar el tránsito intestinal.
Son una solución especialmente buena cuando, debido a las hemorroides, es imprescindible evitar que se formen heces duras y que haya que hacer un gran esfuerzo para vaciar los intestinos.
