La estiñimiento o estreñimiento es un trastorno funcional del intestino que se caracteriza por evacuaciones difíciles o incompletas. Este problema puede afectar a todas las personas, desde niños hasta ancianos, y es más común en mujeres. Su prevalencia aumenta con la edad, siendo cinco veces más frecuente en los ancianos que en los jóvenes.
El estreñimiento puede ser causado por dos factores principales: un retraso en el tránsito intestinal y dificultad en la fase de expulsión de las heces desde el recto. El tránsito lento se manifiesta con evacuaciones poco frecuentes, menos de tres veces a la semana, heces duras y pequeñas, y la sensación de no tener necesidad de defecar. En este caso, el problema está relacionado con un movimiento lento de las heces en el intestino.
En el caso de dificultad en la fase de expulsión, la persona siente la necesidad de defecar, pero experimenta una sensación de incomodidad o dolor durante la evacuación. Esto es causado por disfunciones en el suelo pélvico (los músculos y ligamentos que soportan los órganos pélvicos) o en el esfínter anal, lo que dificulta la expulsión de las heces del recto, causando una acumulación de las heces y empeorando el problema.
En la mayoría de los casos, el estreñimiento no está relacionado con enfermedades graves, sino con hábitos alimenticios incorrectos, como una dieta baja en fibra, poca ingesta de agua o un estilo de vida sedentario. Sin embargo, existen Red Flags (señales de alarma) que indican la necesidad de consultar a un médico para descartar patologías graves como enfermedades intestinales. Estas señales incluyen la presencia de sangre en las heces, dolor abdominal persistente, la sensación recurrente de necesitar defecar sin lograrlo, alternancia entre estreñimiento y diarrea, y un empeoramiento del estreñimiento a pesar de estar recibiendo tratamiento.
El estreñimiento ocasional, por ejemplo, durante un viaje o al cambiar de dieta, puede tratarse fácilmente aumentando el consumo de fibra y agua, además de utilizar remedios naturales que estimulen el tránsito intestinal. Sin embargo, si el problema persiste durante largos periodos de tiempo, corregir los hábitos alimenticios, como aumentar la ingesta de agua y fibra, puede ser útil para mejorar el tránsito intestinal.
Existen diversos tratamientos para el estreñimiento, entre ellos los laxantes. Los laxantes osmóticos aumentan la hidratación de las heces, mientras que los laxantes formadores de masa (como el psyllium y el glucomanano) aumentan el volumen de las heces, volviéndolas más blandas. Los laxantes lubricantes (como el aceite de vaselina o el aceite de almendras dulces) hacen que las heces sean más blandas, mientras que los laxantes estimulantes (como la senna) estimulan el movimiento intestinal.
En algunos casos, el uso de microenemas a base de miel, Aloe y Malva puede ser útil para facilitar la evacuación y calmar la mucosa rectal. Además, para los trastornos relacionados con la hinchazón intestinal, el consumo de hierbas como el hinojo, la menta piperita, el comino y el jengibre puede ayudar a reducir la formación de gases.
Finalmente, es importante recordar que muchos medicamentos pueden causar estreñimiento, por lo que en caso de problemas persistentes, es fundamental consultar al médico para evaluar el tratamiento más adecuado.
