Contaminación del aire exterior (ambiental)
Desde hace años, los estudios epidemiológicos han demostrado la relación causal entre la contaminación del aire y los efectos negativos sobre la salud. En particular, se ha demostrado una correlación entre la exposición a la contaminación atmosférica y efectos agudos, como la mortalidad diaria, las hospitalizaciones, las visitas a urgencias, las consultas ambulatorias y el consumo de medicamentos para problemas cardiovasculares y respiratorios. Hoy en día existen suficientes pruebas de la asociación causal entre la contaminación atmosférica y el aumento de la mortalidad cardiovascular, especialmente por infarto de miocardio agudo. Las mismas fuentes de contaminación, como el tráfico, a menudo también son fuentes de emisiones acústicas que, a su vez, pueden causar infartos de miocardio e hipertensión. Estos efectos son especialmente evidentes en los grupos más vulnerables, como los ancianos, los niños y las personas ya afectadas por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, que pueden manifestar trastornos y enfermedades incluso con exposiciones a concentraciones de contaminantes inferiores a los límites legales establecidos, así como en las personas que viven cerca de áreas con alto tráfico, donde los niveles de contaminantes son más elevados que los valores medios de la zona.
La contaminación atmosférica se debe a una mezcla compleja de numerosos contaminantes y proviene principalmente de ciertas actividades humanas: el tráfico vehicular, las emisiones de las actividades industriales y agrícolas, las plantas de producción de energía, el manejo de residuos y las instalaciones de calefacción. Estas y otras actividades descargan diariamente miles de toneladas de sustancias contaminantes en la atmósfera. Los contaminantes atmosféricos se distinguen en primarios (aquellos emitidos directamente en la atmósfera) y secundarios (que se forman en la atmósfera a partir de reacciones químicas entre los contaminantes primarios y los componentes naturales de la atmósfera, especialmente oxígeno y agua). La exposición a la contaminación atmosférica depende de las concentraciones de contaminantes presentes en el aire, el tiempo pasado en ambientes contaminados y la distancia de las fuentes de contaminación (fábricas, carreteras con tráfico, etc.). Entre los contaminantes atmosféricos más importantes se encuentran: las partículas (PM), el ozono (O3), los óxidos de azufre (SOX), los óxidos de nitrógeno (NOX), el benceno (C6H6) y los hidrocarburos policíclicos aromáticos (IPA).
Tipos de Material Particulado y su Persistencia en la Atmósfera
El material particulado es una mezcla de partículas sólidas y líquidas suspendidas en el aire, y alcanza su mayor concentración en invierno. Las principales fuentes de material particulado son el tráfico vehicular, las actividades industriales que utilizan procesos de combustión y los sistemas de calefacción.
Las partículas más grandes (diámetro > 10 µm) no permanecen mucho tiempo en la atmósfera y pueden ser transportadas por el aire a distancias cortas, de 1 a 10 km.
Las partículas más pequeñas son: el PM10 (diámetro < 10 µm), el PM2,5 (fino) y el PM0,1 (ultrafino). Estas partículas permanecen en la atmósfera durante más tiempo, en promedio desde unos pocos días hasta varias semanas, y pueden ser transportadas por las corrientes de aire a distancias de hasta cientos de kilómetros.
La capacidad de penetrar en las vías respiratorias depende del tamaño de las partículas, mientras que son las características químicas las que les permiten reaccionar con otros contaminantes. La fracción de partículas más perjudicial para la salud es el particulado ultrafino, ya que debido a su tamaño submicroscópico (es decir, más pequeño que lo que se puede ver con un microscopio normal), llega hasta los alvéolos pulmonares (pequeñas dilataciones en forma de vesícula en la parte más profunda del árbol bronquial). El particulado ultrafino puede atravesar la pared de los alvéolos y llegar, a través de la sangre, a cualquier parte del organismo, incluido el cerebro. También penetra en las células, promoviendo reacciones inflamatorias y tóxicas que pueden provocar una gran cantidad de enfermedades crónicas-degenerativas, inflamatorias y tumorales.
El PM10 se deposita en las cavidades nasales, la faringe y la laringe, causando irritación local e inflamación (por ejemplo, rinitis, rinosinusitis); el PM2.5 se deposita en la tráquea, los bronquios y los bronquiolos (los bronquios de menor calibre), puede causar broncoespasmo (contracción de los músculos de los bronquios) con dificultad para respirar y agravar enfermedades respiratorias crónicas como el asma y la bronquitis crónica obstructiva. Al pasar al torrente sanguíneo, puede causar enfermedades cardíacas isquémicas (angina e infarto) y no isquémicas (por ejemplo, arritmias). El particulado puede favorecer la aparición de tumores, especialmente, pero no exclusivamente, cáncer de pulmón.
¿Qué es el ozono?
Otra causa de la contaminación atmosférica es el ozono, un gas inodoro e incoloro, presente tanto en la alta atmósfera terrestre (estratosfera) como a nivel del suelo (troposfera). El ozono presente a gran altura forma una capa protectora contra las radiaciones solares, mientras que el que se encuentra en las capas bajas de la atmósfera (ozono troposférico) actúa como un contaminante. El ozono troposférico es un contaminante secundario que se forma en presencia de fuerte radiación solar y altas temperaturas, a partir de NOX y compuestos orgánicos volátiles (COV). Las concentraciones de O3 tienden a aumentar durante los períodos cálidos y soleados del año, y también varían a lo largo del día: son más bajas por la mañana, alcanzan su máximo a primeras horas de la tarde y disminuyen progresivamente por la tarde a medida que disminuye la radiación solar. Al igual que otros contaminantes gaseosos, el ozono puede causar daños a la salud tanto a corto como a largo plazo, como el aumento de la mortalidad por enfermedades respiratorias y la reducción del crecimiento de la función pulmonar en los niños.
Daños para la salud causados por la contaminación atmosférica
La contaminación atmosférica afecta a jóvenes y ancianos, ricos y pobres, y a personas en todas las áreas del mundo. Los efectos pueden ser inmediatos o manifestarse incluso después de años.
La mala calidad del aire puede causar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, agravar enfermedades crónicas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma, provocando pérdidas de días de trabajo y escuela y empeorando la calidad de vida de quienes las padecen. La contaminación atmosférica es el quinto factor de riesgo principal para la mortalidad en todo el mundo. Es responsable de más muertes que muchos factores de riesgo más conocidos como la desnutrición, el consumo de alcohol y la falta de actividad física. Cada año, más personas mueren por enfermedades relacionadas con la contaminación atmosférica que por accidentes de tráfico.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que en Europa las muertes causadas por la contaminación del aire son aproximadamente 500,000 y que a nivel mundial esta cifra alcanza los 7 millones (debido tanto a la contaminación atmosférica externa como interna). De acuerdo con la Agencia Europea del Medio Ambiente, en Italia se registran alrededor de 84,300 muertes prematuras al año debido a la contaminación ocasionada por partículas finas PM2,5, dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono (O3), según el informe “Air quality in Europe — 2018 report”.
La contaminación atmosférica es el mayor riesgo ambiental individual para la salud en el mundo.
Consejos útiles para reducir la contaminación atmosférica externa:
- Usad el coche solo cuando sea imprescindible, privilegiando el uso de transporte público o desplazándoos a pie o en bicicleta (elegid rutas poco transitadas y evitad las horas punta).
- Practicad actividad física al aire libre en zonas y horarios no demasiado concurridos.
- Reducid lo máximo posible la exposición a la contaminación por tráfico vehicular durante el embarazo (ir en coche no es la mejor solución, ya que incluso dentro del vehículo se concentra la contaminación).
- No llevéis a los niños a la calle en las horas punta cuando el tráfico es intenso y/o está ralentizado; si no podéis evitarlo, mantened al niño en brazos o en un portabebés, para alejarlo de los gases nocivos de los vehículos.
- Si vivís en una gran ciudad, evitad llevar a los niños a pasear en los días en los que los niveles de contaminantes sean muy elevados.
