¿Qué es la menopausia?
La menopausia no es una enfermedad, sino una etapa fisiológica, aunque delicada, que forma parte de la vida de toda mujer. Implica importantes cambios tanto físicos como psicológicos, y por ello cada caso debe abordarse de manera individual, teniendo en cuenta la personalidad de la mujer y su entorno social, familiar y laboral.
Se considera que una mujer está en menopausia cuando no presenta menstruación durante al menos 12 meses consecutivos. Esto ocurre debido a la disminución de la actividad hormonal de los ovarios por el agotamiento del número de folículos (las estructuras que contienen los óvulos). Esto resulta en una reducción de la producción de estrógenos.
La menopausia suele ocurrir entre los 46 y los 55 años y puede ser de origen fisiológico (natural) o iatrogénico (causada por intervenciones quirúrgicas o tratamientos específicos, como los antitumorales). Si ocurre antes de los 45 años, se denomina menopausia precoz.
En la fase previa a la menopausia, conocida como climaterio, pueden aparecer alteraciones del ciclo menstrual (irregularidades, variaciones en el flujo o sangrados intermenstruales), una disminución de la fertilidad y otros síntomas denominados «precoces». El climaterio puede durar desde unos meses hasta varios años.
Síntomas de la menopausia
La menopausia marca el fin de la capacidad reproductiva, pero es un proceso natural. Es importante conocer sus manifestaciones principales para afrontarla adecuadamente y convertirla en una oportunidad para cuidar la salud.
Sin embargo, algunos síntomas pueden ser molestos e impactar negativamente en la calidad de vida. Aproximadamente el 70% de las mujeres experimentan alguno de estos síntomas, que pueden dividirse en precoces y complicaciones a largo plazo.
Síntomas precoces:
- Sofocos: Se presentan con una intensa sensación de calor, sudoración profusa, aumento de la presión arterial y taquicardia. Son uno de los síntomas más frecuentes y pueden generar un gran malestar.
- Insomnio: Puede ser causado por factores psicológicos o por los sofocos nocturnos.
- Alteraciones del estado de ánimo: Ansiedad, irritabilidad o cambios emocionales, muchas veces relacionados con el contexto personal de la mujer.
- Sequedad vaginal: La falta de estrógenos afecta los tejidos y mucosas, causando sequedad que puede dificultar las relaciones sexuales, haciendo que sean dolorosas.
- Disminución del deseo sexual.
- Cambios en la piel: Adelgazamiento, sequedad y pérdida de elasticidad.
Complicaciones a largo plazo:
A largo plazo, la disminución de los estrógenos puede generar complicaciones metabólicas, debido a la pérdida de su acción protectora:
- Alteraciones en los niveles de lípidos y glucosa en sangre.
- Aumento de peso y grasa abdominal.
- Incremento de la presión arterial.
- Pérdida de masa ósea, lo que incrementa el riesgo de osteoporosis.
Cómo afrontar la menopausia
Estrategias de estilo de vida:
- Participar en actividades placenteras en familia o con amigos para evitar el aislamiento.
- Seguir una dieta equilibrada que evite el aumento de peso.
- Realizar ejercicio físico regularmente, al menos 30 minutos al día, para mejorar el estado de ánimo, la salud cardiovascular y el sistema músculo-esquelético.
- Evitar el tabaco y limitar el consumo de alcohol, ya que estos factores agravan los síntomas y aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y osteoporosis.
- Controlar la presión arterial, los niveles de lípidos (colesterol total, HDL, LDL, triglicéridos) y la glucosa.
- Realizar chequeos médicos periódicos, como visitas ginecológicas, mamografías y densitometrías óseas.
Terapia hormonal sustitutiva (THS):
La THS consiste en la administración de estrógenos (solos o combinados con progestágenos) para compensar la falta de producción hormonal ovárica.
Debe ser prescrita por un médico tras evaluar el estado de salud general, la historia clínica y las necesidades de la paciente, considerando el balance riesgo-beneficio. No se recomienda en casos de cáncer dependiente de estrógenos, obesidad, hipertensión no controlada, problemas hepáticos graves o riesgo de tromboembolismo.
La THS ha demostrado ser eficaz para reducir síntomas graves y mejorar la calidad de vida, además de proteger frente a enfermedades cardiovasculares y osteoporosis a largo plazo. También existen preparados tópicos para tratar la sequedad vaginal intensa.
Alternativas a las terapias hormonales:
- Fitoestrógenos: Sustancias de origen vegetal con efectos similares a los estrógenos, aunque menos potentes. Entre ellos destacan los isoflavonoides de soja, que alivian los síntomas de la menopausia, benefician la salud ósea y protegen el sistema cardiovascular. Recientes estudios muestran que estos beneficios no incrementan el riesgo de cáncer de mama.
- Cimicifuga racemosa: Una planta utilizada para aliviar sofocos, sudoración, irritabilidad e insomnio. Es segura y eficaz, aunque no se recomienda en mujeres con problemas hepáticos.
- Complementos naturales: El espino blanco, la salvia y la pasiflora pueden complementar los efectos de los isoflavonoides o la cimicifuga. El aceite de onagra también ayuda a mejorar la sequedad vaginal.
- Antidepresivos ISRS: A dosis bajas, pueden aliviar los sofocos y otros síntomas en mujeres con antecedentes de cáncer de mama, siempre bajo supervisión médica.
Es importante informar al médico sobre el uso de cualquier remedio natural.
Autor
Elaborado por el equipo de Apoteca Natura.
Bibliografía
- Folleto de Apoteca Natura “¡Aprovecha cada etapa de tu vida!”.
- Recordatorio de salud femenina Apoteca Natura “Cada mujer es una flor”.