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Problema

¿Qué es el síndrome del intestino irritable (IBS)?

El IBS, también conocido como colitis espástica o colon irritable, es un trastorno funcional crónico que afecta al intestino entero, siendo más común en mujeres y afectando al 10-20% de la población en general. Se caracteriza por la presencia de síntomas como dolor abdominal, cambios en la frecuencia y forma de las evacuaciones intestinales y malestar general.

¿El intestino «sufre» demasiado?

El intestino entra en contacto a diario con elementos que pertenecen al mundo exterior (alimentos, bacterias, virus, sustancias irritantes o tóxicas), controla todo aquello que ingerimos (incluso involuntariamente) y selecciona entre lo útil y lo dañino para el cuerpo.

El intestino «sufre», es decir, percibe lo que ocurre en el organismo y, para algunas de sus funciones, tiene un cierto grado de independencia del cerebro.

Por este motivo, se considera un «segundo cerebro».

En el síndrome del intestino irritable, las terminaciones nerviosas de la pared intestinal (aquellas que transmiten al cerebro las sensaciones que percibe el intestino) son más sensibles de lo normal (hipersensibilidad).

Por tanto, el intestino «sufre» y envía mensajes alterados.

En el IBS, la barrera intestinal se ve alterada

La alteración de la función de barrera de la pared intestinal con el consiguiente aumento de permeabilidad es uno de los factores principales de la aparición de los síntomas del IBS.

El aumento de permeabilidad hace que pasen (de la luz intestinal al interior de la pared) sustancias y microorganismos que deberían bloquearse.

La llegada de sustancias potencialmente perjudiciales a la pared del intestino activa los mecanismos de defensa del sistema inmunitario, que provocan una reacción inflamatoria leve.

La inflamación reduce aún más la función de barrera, creando un círculo vicioso que hace que persista la condición de permeabilidad alterada.

Causas

¿Cuáles son las causas del síndrome del intestino irritable?

Las causas exactas del IBS no están completamente claras, pero se cree que es el resultado de una combinación de factores, incluyendo desequilibrios en la función intestinal, activación del sistema inmunitario y cambios en la composición de la microbiota intestinal. Además, ciertos eventos, como infecciones gastrointestinales previas, pueden desencadenar los síntomas del IBS en algunas personas.

En el IBS, la barrera intestinal se ve alterada

La alteración de la función de barrera de la pared intestinal con el consiguiente aumento de permeabilidad es uno de los factores principales de la aparición de los síntomas del IBS.

El aumento de permeabilidad hace que pasen (de la luz intestinal al interior de la pared) sustancias y microorganismos que deberían bloquearse.

La llegada de sustancias potencialmente perjudiciales a la pared del intestino activa los mecanismos de defensa del sistema inmunitario, que provocan una reacción inflamatoria leve.

La inflamación reduce aún más la función de barrera, creando un círculo vicioso que hace que persista la condición de permeabilidad alterada.

El círculo vicioso que mantiene activa la inflamación en el IBS

Son varios los factores que contribuyen a alterar la permeabilidad de la barrera intestinal y provocan una inflamación de grado leve que, a su vez, altera la función de barrera.

Por ejemplo, las infecciones, el estrés y una alimentación incorrecta pueden favorecer la entrada de sustancias irritantes en la mucosa, lo que desencadena una inflamación leve que altera los sistemas que mantienen unidas entre sí las células epiteliales, aumentando la permeabilidad de la barrera.

Las sustancias inflamatorias estimulan las terminaciones nerviosas, lo que aumenta la sensibilidad del intestino (dolor y molestia) y provoca una alteración de las contracciones musculares (calambres) y de los movimientos intestinales (estreñimiento o diarrea).

¿Cuáles son los factores que pueden alterar la permeabilidad intestinal?

Se cree que la permeabilidad intestinal puede aumentar debido a varios factores, como por ejemplo :

  • Estrés (sobre todo cuando es persistente)
  • Dieta rica en grasas
  • Infecciones intestinales
  • Fármacos (por ejemplo, aquellos a base de cortisona que reducen el grosor de la mucosidad protectora)
  • Alteraciones de la microbiota (disbiosis)
  • Estrés oxidativo (presencia de demasiados radicales libres, sustancias que, de ser producidas en exceso por el organismo, pueden provocar daños)
  • Intolerancias alimentarias

¿Cuáles son los síntomas del síndrome del intestino irritable?

ibs - Apoteca Natura

Los síntomas típicos del IBS incluyen dolor abdominal, irregularidades en la frecuencia y forma de las evacuaciones intestinales, sensación de hinchazón abdominal y malestar general. Estos síntomas pueden variar de una persona a otra y pueden estar presentes de forma intermitente o crónica. En algunos casos, el IBS también se asocia con trastornos del estado de ánimo, como la depresión y la ansiedad.

Tratamiento

Si bien no existe una cura definitiva para el IBS, existen estrategias de manejo que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen. Estas incluyen cambios en la dieta y el estilo de vida, manejo del estrés, terapia cognitivo-conductual y, en algunos casos, medicamentos para tratar síntomas específicos como el dolor abdominal o la diarrea.

Problemas de salud asociados al síndrome del intestino irritable

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El síndrome del intestino irritable se asocia a menudo a la depresión y a la ansiedad (en casi el 50 % de los casos), que a su vez podrían deberse al mismo trastorno intestinal.

Esta correlación es posible debido a la comunicación bidireccional e intensa que se produce entre los dos «cerebros» (eje intestino-cerebro).

El SII se asocia a menudo a otros trastornos funcionales del intestino (dispepsia y estreñimiento) y a otros trastornos caracterizados por dolor crónico (p. ej., fibromialgia, dolor pélvico crónico).

El síndrome del intestino irritable en el niño

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Las características del trastorno en el niño no difieren de las del adulto, si bien los niños parezcan padecer menos este problema (1-5 %).

El niño puede sentir dolor en el abdomen asociado a las evacuaciones y puede sufrir de estreñimiento o diarrea, o de manifestaciones alternas de ambos.

Las causas del trastorno son parecidas a aquellas descritas para los adultos.

Los niños que sufren del SII pueden presentar más problemas emocionales, estrés, ansiedad y depresión frente a aquellos que no lo padecen.

Algunos sucesos dolorosos durante los primeros años de vida (como por ejemplo operaciones quirúrgicas) podrían favorecer el desarrollo de trastornos funcionales del intestino en el niño.

Info

¿Qué es la «barrera intestinal»?

La barrera intestinal tiene una superficie amplia y sus funciones principales consisten en evitar la pérdida excesiva de agua y sales minerales y absorber los nutrientes, bloqueando la entrada de microbios y sustancias indeseadas (antígenos, sustancias nocivas).

La barrera consta de: una capa de mucosidad que protege el epitelio que se encuentra debajo y una de células epiteliales unidas estrechamente entre sí y que conforman la barrera física; una barrera inmunitaria interna formada por células del sistema inmunitario que controlan el contenido entero del intestino y se activan cuando las sustancias peligrosas consiguen atravesar la barrera física de mucosidad y células epiteliales.

La microbiota presente en la luz intestinal contribuye a mantener en condiciones de salud la función de barrera.

El intestino, el «segundo cerebro»

Solemos pensar en el intestino como un tubo que acoge los alimentos que le llegan del estómago, los digiere, absorbe las sustancias nutritivas y elimina los residuos.

En realidad, este cumple numerosas funciones complejas, para lo cual requiere un auténtico centro de elaboración; un «cerebro», que los científicos denominan «sistema nervioso entérico».

Este «segundo cerebro» le permite al intestino responder rápidamente a los cambios continuos que se producen en su interior, manteniendo siempre una estrecha colaboración con el primer eje intestino-cerebro.

Todo esto es de gran utilidad, pero tiene un precio, puesto que el primer cerebro puede influenciar el segundo y viceversa: el malestar o el bienestar del uno afecta al otro, por lo que podemos sentirnos afligidos si el intestino no está bien y viceversa.

¿Cómo sufre el intestino?

La mucosa del intestino entra en contacto con un contenido que cambia continuamente y se compone de un alto número de moléculas distintas que deben «reconocerse».

Por este motivo se necesitan muchos tipos de «sensores» (receptores) como el del gusto (p. ej., amargo, dulce), aquellos para los nutrientes, y otros receptores de reconocimiento de microorganismos, toxinas, sustancias químicas.

Todos estos sensores envían información, de forma ininterrumpida, a otros sistemas y «circuitos» (p. ej., hormonal, nervioso e inmunitario).

El diálogo y la colaboración entre los dos cerebros a través del eje intestino-cerebro posibilita la elaboración, la «comprensión» y el uso de esta información.

En el IBS, la permeabilidad intestinal se acrecienta en gran medida

La observación con los microscopios modernos ha puesto en evidencia de forma neta y clara que en los pacientes con IBS se nota un aumento de la permeabilidad de la barrera intestinal, debido a un «aflojamiento» de aquellas uniones estrechas que deberían «ligar» bien entre sí las células epiteliales.

Este aumento de permeabilidad contribuye de manera significativa a la alteración de la sensibilidad intestinal (hipersensibilidad) típica del IBS y que determina su sintomatología.

Estrés e intestino

El estrés, que puede definirse como una amenaza aguda al equilibrio del organismo, provoca trastornos a corto y largo plazo en el aparato gastrointestinal.

La exposición a situaciones estresantes (físicas o mentales) comporta la alteración del eje intestino-cerebro, lo que puede generar trastornos gastrointestinales, como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), el síndrome del intestino irritable y otros problemas funcionales del intestino.

El estrés altera muchas funciones fisiológicas del intestino, como la motilidad intestinal, las secreciones, la sensibilidad visceral (la percepción de lo que ocurre en el intestino) y el flujo sanguíneo en la mucosa.

Además, el estrés modifica la composición de la microbiota y aumenta la permeabilidad del intestino.

¿Qué factores determinan los síntomas en el síndrome del intestino irritable?

Los síntomas podrían ser el resultado de una combinación de factores entre los cuales:

  • Una hipersensibilidad visceral (el intestino «siente» con intensidad excesiva los estímulos casi normales).
  • Una alteración de la motilidad (contracciones no equilibradas).
  • Un desequilibrio de los neuromediadores (pocas sustancias que transmiten los mensajes desde y hacia el intestino).
  • Factores psicosociales (ansiedad, depresión, estrés).

Infecciones: en el 10 % de los casos, los síntomas típicos del SII aparecen tras una gastroenteritis viral o bacteriana, y si esta ha durado mucho tiempo puede haber causado una disbiosis.

Si estás lidiando con el síndrome del intestino irritable o cualquier otro trastorno digestivo, no estás solo. En Apoteca Natura, estamos aquí para apoyarte en tu viaje hacia una mejor salud digestiva y bienestar gastrointestinal. No dudes en visitarnos en nuestras farmacias para obtener más información o para explorar nuestra amplia gama de productos diseñados para promover una digestión saludable y un intestino feliz. Estamos aquí para ayudarte a sentirte mejor, desde adentro hacia afuera.

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